6 de noviembre de 2009

SIERRA DE GRAZALEMA I

Sierra de Grazalema, provincia de Cádiz


Jardín Botánico en El Bosque, Pinsapo

Villaluenga del Rosario

Grazalema

Zahara de la Sierra, Ruta del Puerto de las Palomas

Abierto a sus visitantes, acogedor a sus invitados, y vigilante de sus frutos, aparece el Parque Natural de Sierra de Grazalema. Con una extensión de más de 50.000 has. en las provincias de Cádiz y Málaga, necesitaríamos una vida para conocerlo, y cien para enterderlo. Pero es rápida su integración, pues sin duda es un espectáculo sus paisajes, sus pueblos, sus fiestas y sus gentes.

Rocas moldeadas por los años, valles encajados, cornisas, cuevas abiertas al visitante, aguas en sus ríos, aves, pueblos encantados, arqueología y por suspuesto, el pinsapar.

La ruta que propongo transcurre por la provincia de Cádiz, más adelante, comentaré aquella que visité en la de Málaga.

De entre todos los pueblos para empezar, El Bosque, que nos llena de emociones, en este rincón del mundo privilegiado, custodio del Pinsapo, que maravilla con solo su nombre. En su Jardín Botánico, descubrimos en unos metros el paisaje que nuestra vista no puede alcanzar. Sus calles empedradas y ascendentes, nos marcan el sello de los pueblos blancos. Aunque antes de llegar a él, un alto en Prado del Rey, para entender la progresión hacía la sierra.

Úbrique se presenta escoltada por la sierra, artesanía en sus manos que moldean la piel, igual que el viento y el agua, esculpieron en la roca su serranía. Parten caminos al noreste que llevan a Benaocaz, inicio del corredor entre las rocas, que llega a Villaluenga del Rosario, mi pueblo soñado. Casas blancas de mil encantos, calles de piedras que en su sueño conducen el agua. Arropada por la ladera, donde las cuevas absorven la oscuridad, y estancia tranquila, que en la Fonda de Ana Mari, detuvo la edad. De aquí, nuestro caminar a Grazalema llegar. Pueblo que al parque nombre da, y no es por suerte, es por su belleza, que en una sóla vista no puedes admirar. Si la ruta de Grazalema a Zahara de la Sierra, no te llega a un momento a parar, jamás en la Tierra, algo más espectacular verás. Nunca pensé en esa fotografía, más bien sacada de mi ilusión, que de la realidad. El arco iris, flanqueando las aguas, y las montañas besando las nubes, y yo con ellas. Zahara de la Sierra, su vista no tiene fin, sus paisajes infinitos y el abrazo con Grazalema, que el apellido le dió. Por Algodonales llegamos a los límites, pueblo que me recuerda a campos blancos de algodón, pero sin duda, su algodón es su sierra y sus casas. El Gastor, guardián del lado Sur, y de su reserva. Benamahoma, escondida, pero sus fiestas sin igual, para llegar a El Bosque y descansar.

Cuando de regreso por el Norte quiero volver, no me puedo ir antes sin volver a mirar atrás y ver esa Sierra de Grazalema, que en los años nunca dejó de proteger a su Pinsapal, sus buitres y sus gentes, y por ello en Arcos de la Frontera, y en su balcón, allí me dejo mi señal, que quiero volver a visitar.


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