14 de noviembre de 2009

AGUA DE MAR

Playa de Matalascañas a Mazagón, agosto 2008

En verano, nuestras costas parecen no descansar. Senderos de entradas a sus aguas, miles de vidas que a la playa se van a descubrir su cuerpo para que los rayos del sol, su piel pueda dorar. Agotada la arena, de tanta presión, sólo algo de respiro en la noche, que su mar le deja pasar.

Aun en verano, hay kilómetros de playas vírgenes en nuestro litoral, el más conocido, el que tiene el placer de mojar a nuestro mejor parque natural, Doñana. En su final, y entre Matalascañas y Mazagón, 20 kilómetros de playa natural, sin casas, sin construcciones, en su estado primitivo, en su mejor traje, se presenta una ruta que parece ser de otro lugar. Sólo hay accesos por zonas concretas, pero dentro de esos 20 km., en unos 12 de ellos, no se puede acceder, de no ser que se haga por la misma playa, ya estás dentro del Parque Dunar. Incluso en verano, es difícil de cruzarse con otra persona, pero sin duda, si lo consigues, será un pescador o un ciclista.

Comenzando en Mazagón, justo por la línea de mar, puedes ir con tu bici, a Matalascañas visitar, y verás el infinito mar azul, y las dunas su viento frenar. De la torre del Loro, a la torre de la Higuera, una playa virgen te espera. Dentro de sus aguas, pequeños peces te acompañarán. Al regresar a Mazagón por la ruta junto a la carretera, especial para ciclistas puedes tomar.

En invierno, más que nunca de la playa me gusta disfrutar. Su tranquilidad, su aroma y su aire, que me hace recuperar, del cansancio de los días, y del ruido de la ciudad.

El tiempo se detiene, no llevo ni reloj, su olor me embriaga. Dicen que el agua de mar, transportada por el aire en forma de minúsculas gotas, posee propiedades que al ser inhalado, da tranquilidad en el sistema nervioso y estimula la acción de las defensas del organismo. El viento moldea nuestra piel masajeándola, y la humedad ambiental en la playa hace bajar nuestra tensión arterial. Sin duda es una dosis de mejora en nuestro sistema respiratorio y un tratamiento natural de alergías, asmas, bronquitis, resfriados y faringitis.

Agua de mar, brisa que tus manos, gotas de agua nos hacen llegar, más cerca de ti quisiera vivir. Verte en cada amenecer, y pasear en el atardecer, llenarme mis pies de arena, y mis manos de sal. En la distancia tus barquitos observar, y las olas que mis ojos contando van. Por la noche solo escuchar tu fuerza y por el día la vida que a tu alrededor, cada día nos das.


PARQUE DUNAR, MATALASCAÑAS (HUELVA)



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