15 de octubre de 2010

ROSA, FLOR ETERNA


Bella flor, mas, poderoso arbusto que supo custodiar. Su olor te lleva a la eternidad, su fragancia no encuentra laderas en el camino.

De las familias de las rosáceas, el rosal, es “pariente” de los frutales de hueso, pero en su pasado, su flor se hizo maestra en los olores, y su tallo no logró prosperar. Tendría que defenderla desde arbusto, y de ahí sus espinas, más dolorosas que fuertes.

De su belleza, nació el nombre de Rosario. En la Edad Media, para demostrar su admiración, los fieles, llamaban “rosa” a la Virgen María, siendo también normal para el exorno floral, el conjunto formado por las mismas.

En municipios estableció su sello. Así son numerosas las villas que acogen el nombre de “Rosal o Rosales”. En Andalucía, Cañada Rosal y Los Rosales en la provincia de Sevilla, y Rosal de la Frontera en la de Huelva.

En relación a jardinería, la tradición de cortar las rosas, ayuda a su vez a la planta. Cuando una rosa se apaga en su tallo, éste no emite nuevas flores, hasta no perderse la anterior. Por eso, si una rosa muere, se ha de podar, para provocar el nacimiento de una nueva, aunque si no queremos ver la triste imagen de un rosal con sus hijas caídas, siempre tenemos la suerte, de trasladar el olor infinito a nuestro hogar.

Rosa de celeste olor,
el aire habla tu idioma;
inunda mi vida de color,
llena mi alma de aroma.

Mis ojos traen alegría,
de ver tallos ancianos
donde la belleza florecía.
Llegará a mis manos,
la rosa de los días,
que cierra el invierno
la primavera tardía.

Llega el otoño, y el rosal agota sus energías para dar vida a sus mejores estampas del sur. Nuestro clima permite que tan bella flor, emerja antes del invierno. Tan sólo te quedan días para dormir, y al regreso, traerás la luz y la alegría, de la primavera más colorida de Andalucía.

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