19 de mayo de 2010

CIGÜEÑA, AVE DE TRANQUILIDAD






Cuando apenas ya había comprendido el duro trabajo de la vida, cuando no más de 10 años llenaban mis pensamientos, en la Iglesia de mi pueblo, se recuperó el nido de la cigüeña. Aquella ave que en las tardes se hacía estatua delante del campo de cultivo de mi familia, me llenaba de felicidad, me traía esperanza y recuerdos que no he vivido. Mi madre me contaba como de pequeña nunca faltó un nido de cigüeña en la Iglesia, nunca el cielo de la sierra se vió sin sus alas y nunca el aire sopló en vano a su vuelo. Desapareció de los horizontes del sur, la cigüeña se alejaba de nuestros campos. Su pico dejó de sonar, su vuelo dejó de verse y su nido se cayó. En su sangre aun llevaba el aroma de Andalucía, y su valentía le hizo volver, hasta que se logró quedar en nuestra tierra. Se recuperaron hábitat para su vida, nidos se establecieron en torres, campanarios y edificios singulares. Poco a poco, aquellos enormes seres volvieron a nuestras vidas, y hoy incluso parecen que no volverán a irse. Sus nidos, creíamos solitarios, pero era espejismo, pues con el tiempo empezaron a formar colonias, y hasta el punto de llegar a ocupar tejados. En una visita a Lebrija (Sevilla), en la Señuela, y en la ermita del mismo nombre, me encontré con su escondite, a las puertas del vergel, a orillas del río eterno, que con sus aguas, creó Doñana, en las marismas, en la tierra de las aves.

CIGÜEÑA, PÁJARO DE BUEN AGÜERO
http://www.revistaiberica.com/iberica_natural/ciguena.htm


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