12 de enero de 2010

NIEVA EN LA VEGA DEL GUADALQUIVIR SEVILLANA

Melocotón en la Vega del Guadalquivir

En algún lugar de Sierra Morena
 
El martes 2 de febrero de 1954, se registraba en la Vega del Guadalquivir de Sevilla temperaturas por debajo de 0 ºC, en general, llegaban a -2 ºC. La provincia esperaba la llegada de la nieve, pero el frío hizo a quienes deseaban ver nevar, diluir sus sueños cuando anochecía. La lumbre de la chimenea iluminaba el salón, y la espera terminaba en sus cuartos. Dormía Sevilla, cuando su cielo nevaba. Las plumas de hielo caían en sus calles, pero sus gentes dormían. Nacía un niño en aquella madrugada, y su matrona no llegaba, la nieve cubría su camino, y su bici no avanzaba.

Pueblos que en sus sueños, no imaginaban el color blanco de sus calles, de sus plazas y sus árboles. Amanecía sobre las 08:30, y la nieve cubría sus dehesas, sus casas y sus vidas. Nació Manuel, donde su padre trabajaba, en su casa de campo, en su hogar. Toda Sevilla dormía, pero su familia nerviosa esa noche esperaba su llegada, más su hijo llegó de la mano del sueño blanco.

Amanecía aquel miércoles 3 de febrero, y la nieve no se iba, se quedó en Sevilla, se quedó en sus gentes, que por un día, alegró sus vidas, un día que se les dedicó a ellos, a su tiempo y a su ilusión.

Casi 56 años después, nevó a las puertas de Sevilla, domingo 10 de enero de 2010, último día de la Navidad (quizás sea la única vez que ha nevado en Sevilla en Navidad), la temperatura bajó de los 0 ºC, y las nubes deseaban abrazar Sierra Morena. Desde Huelva a Córdoba, pasando por Sevilla, sus manos de nieve cubrían nuestra tierra, sus dedos peinaban nuestros cuerpos, y su nieve llenaba de ilusión nuestras almas, pero se quedó a sus puertas. Sevilla no bajaba de la barrera de los 2 ºC, y su nieve lloraba en gotas cristalinas de hielo, que sólo hacían soñar despierto a quienes miraban y miraban, y veían nevar en sus calles y sus plazas.

Más los pueblos de la vega, se pintaban de blanco, para recibir el año 10 con las mejores galas, con los mejores deseos, con las ilusiones renovadas. Todos festejaban la venida de las nieves, como sorteo de Navidad que bienes reparte a quienes jugaban con los copos. Nevaba en la Sierra Norte, y el Guadalquivir paró sus aguas, porque quería ser blanco de nieve, y tanto deseo llegó. Castilblanco de los Arroyos y El Pedroso, ofrecían su nieve a la Vega. En poco Burguillos, estallaba en alegría, llegaba el preciado paisaje blanco. Las noticias volaban, vecinos de otros pueblos se desplazaban, no para ver la nieve, sino para ver nevar. Pero no tardó, en breve, la nieve cubría Peñaflor, Lora del Río, Villanueva del Río y Minas, Alcolea del Río, Tocina, Los Rosales, Carmona, Cantillana, Brenes, Villaverde del Río, Alcalá del Río, La Rinconada, La Algaba, San Jerónimo y entrando en Sevilla, su muralla la detuvo.

Hay una ofrenda de la nieve, y sólo de ella, quien ve nevar ve ilusión y alegría, quien ve la nieve, ve vida y recuerdos, y en Sevilla nevó, pues la ilusión y la alegría, la vida y los recuerdos si pasaron la muralla.

FOTOGRAFÍAS DE LA PROVINCIA




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