2 de marzo de 2011

LA AMISTAD


En la mayoría de los humanos, la amistad sería el estado más parecido al amor. Encontrarnos enamorados, siempre crea una esfera de energía que al ser correspondido, se transforma en potencial positivo y creativo. En la misma línea, pero en diferente punto, se encuentra la amistad, solo que la diferencia se enmarca en la intensidad. Sería difícil, llegar a controlar y medir la intensidad de personas enamoradas, pero sí es más controlable, aunque no medible, la intensidad en la amistad, y no en una persona en concreta, sino en el grupo. Mientras más personas integren el grupo de amistad, más enorme es el potencial positivo y creativo, entendiendo amistad, tal como lo define el Diccionario de la RAE, "Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato". Asemejándolo al símil de la línea, nuestra vida es la línea formada por los puntos que son las personas de nuestro entorno, nuestra amistad. Somos tal como nuestros sentidos captan, somos tal como la percepción nos llega.

La civilización, en el paso de los años, se ha ido cerrando más al afecto personal, puro y desinteresado, todo por la absorción de los malos acontecimientos y negativas influencias de la sociedad. Somos tan individuales, que el miedo a ser vulnerables nos impide la oportunidad de dar amistad y recibirla. Nuestro camino hacia la satisfacción por los imnumerables ocios de la realidad, rechaza ofrecer puntos a la línea de la vida, nuestra energía interior se reduce en el global, y tras la misma la felicidad.

Dos virtudes se pierden, dos estados se reducen, el provocado por el amor, y el originado por la amistad.

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